16 de noviembre de 2009

El «Proceso de Reorganización Nacional» (1976-1983)






Primera Junta Militar, de izquierda a derecha: Emilio Eduardo Massera, Jorge Rafael Videla y Orlando Ramón Agosti.

El 24 de marzo de 1976 una nueva sublevación militar derrocó a la Presidenta María Estela Martínez de Perón instalando una dictadura de tipo permanente (Estado burocrático autoritario) auto-denominada «Proceso de Reorganización Nacional», gobernada por una Junta Militar integrada por tres militares, uno por cada fuerza. A su vez la Junta Militar elegía a un funcionario con el título de «presidente», con funciones ejecutivas y legislativas. Al igual que la dictadura anterior, la Junta Militar sancionó en 1976 un Estatuto con jerarquía jurídica superior a la Constitución. El Proceso fue gobernado por cuatro juntas militares sucesivas: • 1976-1980: Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti • 1980-1981: Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini, Omar Domingo Rubens Graffigna • 1981-1982: Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Lami Dozo y Jorge Isaac Anaya • 1982-1983: Cristino Nicolaides, Rubén Franco, Augusto Jorge Hughes En cada una de estas etapas, las juntas designaron como «presidentes» de facto a Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Benito Bignone respectivamente, todos ellos integrantes del Ejército. El «Proceso de Reorganización Nacional» llevó adelante una guerra sucia en la línea del terrorismo de estado que violó masivamente los derechos humanos y causó la desaparición de decenas de miles de ciudadanos. Internacionalmente, la dictadura argentina y la violación de derechos humanos contó con el apoyo activo del gobierno de Estados Unidos (salvo durante la administración de James Carter) y la tolerancia de los países europeos, la Unión Soviética y la Iglesia Católica, sin cuya inacción difícilmente hubiera podido sostenerse.

Asimismo, en ese momento se instalaron con apoyo estado
unidense dictaduras militares en todos los países del Cono Sur de Sudamérica (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay) que coordinaron entre sí y con Estados Unidos la represión, por medio de una organización terrorista internacional denominada Plan Cóndor. En materia económica, la dictadura entregó formalmente los ministerios económicos a las asociaciones empresarias más conservadoras que impulsaron una política económica abiertamente desindustrializadora y neoliberal, con máxima expansión de una deuda externa contraída de manera fraudulenta y mediante mecanismos de corrupción, en beneficio del sector privado: • El Ministerio de Economía a José Alfredo Martínez de Hoz, presidente del Consejo Empresario Argentino (CEA). • La Secretaría de Ganadería a la Sociedad Rural Argentina, representada por Jorge Zorreguieta (el padre de Máxima Zorreguieta, princesa de Holanda). • El Banco Central a la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (ADEBA). En 1982 el gobierno militar emprendió la Guerra de Malvinas contra el Reino Unido, en un acontecimiento sobre el cual siguen siendo muy oscuras las causas desencadenantes. La derrota infligida provo la caída de la tercera junta militar y meses más tarde la cuarta junta llamó a elecciones para el 30 de octubre de 1983, en las que triunfó el candidato de la Unión Cívica Radical, Raúl Alfonsín. Los jefes militares fueron enjuiciados y condenados, y muchos de ellos llevados a prisión, en complejos procesos que aún siguen en marcha. La dictadura militar llamada «Proceso de Reorganización Nacional» fue la última. Si bien entre 1987 y 1990 se produjeron varias insurrecciones militares, denominadas carapintadas, ninguna de ellas logró derrocar a los gobiernos democráticos.

Guerra de Malvinas (1982)

En 1982 Argentina libró una guerra por la soberania de las Islas Malvinas. La derrota de las tropas argentinas y la muerte en combate de alrededor de 600 soldados, propino el golpe definitivo al régimen militar.


A comienzos de 1982, la dictadura militar estaba muy débil y sin es
trategia política. Ya no estaban el general Jorge Rafael Videla y el Economista José Alfredo Martínez de Hoz; la interna del Ejército había terminado con el general Roberto Viola y la junta era comandada por Leopoldo Fortunato Galtie ri, un general que soñaba con permanecer largos años en la Casa Rosada.
Galtieri no tenía plan económico, no entendía de política y pensaba que todo podía arreglarse con una arenga cuartetera.
El 30 de marzo de 1982, una movilizacion convocada por la Confederacion General del Trabajo (CGT), puso en jaque a la dictadura militar. El régi
men respondió con palos, balas de goma y gases lacrimógenos, aguardando que los manifestantes decidieran escapar por las calles laterale s a la Plaza de Mayo.
Pero esta vez, eso no ocurrio: miles de argentinos enfrentaron a la P
olicía Montada y a los Ford Falcon sin patente.
Fue la primera vez, en pleno Proceso de Reorganizacion Nacional, que las fuerzas de seguridad y los grupos de tareas tuvieron que retroceder.
El dictador Galtieri observó desde una ventana de la Casa Rosada como volaban los cascotazos, cuando el gas arrojado por la policía impedía respirar a los manifestantes. Este general se sorprendió ante la resistencia que la sociedad civil ofrecía en los alrededores del Cabildo. Él sabía que la dictadura ya era debil, pero nunca penso que la crisis politica del regimen fuera tan evidente.

1982 Galtieri y la Plaza de Mayo.

Las imagenes de la represion y la replica civil terminaron de convencerlo. Reunio a la plana mayor, y alli asumio su peor decision como dictador de la Republica Argentina: basado en una reivindicacion historica inobjetable, con el unico proposito de apuntalar al regimen militar, ordeno el primero de abril de 1982 que se recuperaran las Islas Malvinas.

1982: Los Chicos de la Guerra

Esta decision coloco a la sociedad en un laberinto. El 2 de abril, cerca de las diez de la mañana, las radios ya informaban que la bandera nacional flameaba en Puerto Argentino.
Y la gente, empujada por los medios de comunicacion, comenzo a llegar hasta la Plaza de Mayo.
La situacion, al menos, era paradojica. El 30 de marzo de 1982, trata
ndo de ingresar a la Plaza de Mayo, la policia reprimio a miles de aregntinos que exigian "paz, pan y trabajo". Cuarent a y ocho horas despues, exactamente el 2 de abril de 1982, la dictadura permitia el ingres o a la P laza y la gente aplaudia a un controvertido general que aparecia en los balcones de la C asa Rosa da.
Para la mayoria de los argentinos, Galtieri era un desconocido. Pocos sabian que vivia alcoholizado, que tenia escaso nivel intelectual y que habia cometido multiples
violaciones a los derechos humanos.
Pero esta ignorancia, no incluia a la clase politica. Los dirigentes de los partidos mayoritarios sí conocian el pasado de Galtieri. Ellos sabían que había sido represor en Santa Fe, que había enviado tropas a Centroamérica y que tomaba mucho alcohol.

Sin embargo, ocultaron la informacion, aceptaron ser partenaire de la dictadura y hasta viajaron a las Islas Malvinas, en una avion charter fleteado por el regimen mi litar.

Buenos Aires era una fiesta


La recuperacion de las Islas Malvinas desperto un fervor popular q
ue sorpre ndio hasta a la propia Junta de Comandantes. La gente se ponía escarap elas y elogiaba a Galtieri, que salia en la tapa de las revistas y en la primera plana de los diarios.
La television hacia programas especiales para recaudar fondos destinados a los soldados, y el rock nacional, que hasta alli estaba censurado por la dictadura, volvio a sonar en todas las radios del pais.

Como en el Mundial 78, el regimen habia montado un plan de a ccion psic ologica que daban resultados. Y ademas, hacia oscuros negocios, qu e incl uyeron el trafico de armas y la venta clandestina de los chocolates y cigarrillos que habian sido donados para los soldados.
Mientras la junta militar gozaba del respaldo popular, la situacion prebelica empezaba a complicarse. Margaret Thatcher estaba perdiendo popularidad. y era improbable que pudiera triunfar en las proximas elecciones parlame ntarias, lo que implicaba ceder el poder al partido laborista. Entonces, como hizo Galtieri en la Argentina, se aprovecho del conflicto en las Islas Malvinas para preservar su puesto y su influencia.

1982. El dictador y el enviado Haig.

Hacia principios de 1982, Ronald Reagan era presidente de los Estados Unidos. Habia llegado al poder desde Hollywood, era aliado de Thatcher y respaldaba la dictadura militar argentina. Reagan jamas penso que este juego de alianzas, que era independiente y se desarrollaba en distintos continentes, estallaria en mil pedazos.
Días despues del desembarco, la Casa Blanca intento acercar
a Galtieri con Thatcher, evitar el conflicto y encontrar una salida diplomatica. Pero todo fue en vano: el general argentino y la premier britanica necesitab an la guerra para sobrevivir en el poder.
Entonces, Reagan no dudo demasiado. Inglaterra era un aliado clave en Europa, y Estados Unidos no iba a poner en juego esa alianza politica, economica y militar, apostando a favor de un gobierno militar que estaba exhausto y sin reflejos.
Galtieri, por su parte, jamas evaluo que Reagan podia inclin
arse a favor de Inglaterra. El dictador penso que Estados Unidos apoyaria la reivindicacion nacional, sencillamente porque el regimen militar habia envia do a Cent roamerica a sus mejores respresores.
Pero a Reagan no le importo que tropas argentinas colaboraran con la contra nicaragüense, ni que ello habia sucedido por pedido expreso de la Casa Blanca. Al contrario, el Proceso asumio que no contaba con Estados Un idos, cuando la flota britanica se encontraban a cuarenta y ocho horas de desembarcar en las Islas del Atlántico Sur.
Mientras tanto, en Malvinas, el panorama cambiaba
dramaticament e. Los celos profesionales enfrentaban a los oficiales y suboficiales de las tre s fuerzas, los soldados tenian frio, estaban mal alimentados y carecian del entrenamiento para enfrentar a las tropas profesionales que habian embarcado en Lon dres.

1982. Astiz, el represor cobarde

La primera derrota sucedio con Alfredo Astiz. Este Capitan de navio, torturador de la ESMA, se rindio frente a los comandados ingleses sin disparar un solo tiro. Para el, era mas facil asesinar en los campos de concentracion, que enfrentar en combate a los soldados britanicos.
Pero el Angel de la Muerte fue una de las pocas excepc
iones que registro la historia de la Guerra de Malvinas. Sin armamentos sofistica dos ni conduccion de estrategica, oficiales, suboficiales y soldados de las tres fuerzas, protagonizaron hechos heroicos que pusieron en jaque a las tropas britanicas.






La bendicion Papal

La guerra duro muy poco tiempo. La diferencia militar era manifiesta, y Thatcher utilizo todos los recursos posibles para triunfar. Ella estaba se
dienta de gloria y pensaba constantemente en su futuro.


Por eso, no dudo en hundir
al crucero General Belgrano. Fue un crimen d e guerra, que le costo la vida a mas de 300 efectivos argentinos.

Cuando la contienda llegaba a su final, Juan Pablo II decide intervenir personalmente. El Papa viaja primero a Londres a donde se reune conThatcher.

Despues, cruza el oceano Atlántico y es recibido por Galtieri en la Casa Rosada. El encuentro duro poco tiempo y Juan Pablo II, impuso su voluntad: la Republica Argentina debia rendirse al Reino Unido, para evitar mayores victimas a ambos lados de ka trinchera.
El 14 de junio de 1982, Galtieri anuncia que "el combate en Puerto Argentino ha terminado". Y minutos despues,una espontanea movilizacion
popular avanza sobre la Casa Rosada. Reclama la renuncia de la junta, exige la democracia, y demanda juicio y castigo a los culpables.
La llegada de las tropas a Buenos Aires fue traumatica. El regimen escondio a los combatientes, la mayoria de los argentinos dio la espalda a los sobre
vivientes y los soldados muertos en Malvinas, debieron aguardar mucho tiempo para tener su nombre grabado a fuego, alli donde cayeron defendiendo a la bandera nacional.

Heroes de Malvinas

Galtieri fue reemplazado por Reynaldo Benite Bignone, otro general acusado de violar los derechos humanos. Bignone debio convocar a elecciones nacionales, y entrego el poder a Raul Alfonsin, un 10 de diciembre de 1983.

Bignone, fin del regimen





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